Muchas veces me preguntan qué es lo más difícil de este trabajo y es, sin dudas, perderle el temor a exponerse. Porque atrás de cada entrega, hay horas de imaginación, bocetos corregidos una y otra vez, insomnios de madrugada, muchas horas de máquina y alguna que otra lastimadura. De alguna manera, cada mueble lleva consigo una parte mía. Por eso elijo todos los días dar lo mejor; claro, esperando que a muchos les guste el resultado pero, sobre todo, a mí. Gracias por acompañarme!